¿Es el nacionalismo en la actualidad una estrategia adecuada para el independentismo?

El jueves se celebró en Tolosa una mesa redonda en torno a la Nación y al Estado en el último encuentro de la Universidad de Invierno. ¿Es la estrategia nacionalista hoy día adecuada para lograr la independencia? ¿Qué virtudes posee? Sobre todo ello charlaron y debatieron Unai Apaolaza, Onintza Odriozola y Julen Zabalo junto a todas las ciudadanas y ciudadanos que acudieron.

“¿Puede producirse un independentismo del 80%? Con las herramientas de trabajo actuales, no”. Unai Apaolaza, en su ponencia, explicó cuáles son esas herramientas y qué otras nuevas se precisarían para hegemonizar al sujeto independentista.

Según Apaolaza, hasta ahora han sido el nacionalismo y el sentimiento abertzale las estrategias para lograr el Estado. “El nacionalismo es una estrategia para reforzar un sujeto político”. A su parecer, “el relato” de un sujeto soberano comenzó con la Revolución Francesa, con el Estado-Nación. “El sentimiento abertzale ha seguido esa estrategia, desde Sabino Arana y pasando por E.T.A.”.

Sin embargo, “hoy día el nacionalismo no sirve para reforzar el independentismo”. Esa estrategia ha llegado a su límite. “La base principal es la voluntad”. El sentimiento abertzale debe relativizar, diferenciando los objetivos y las herramientas. “El nacionalismo es el instrumento. La nación puede ser una herramienta para el independentismo, pero no la única”. Al contrario, afirmó que la independencia puede ser un instrumento para la construcción de la nación. “El independentismo debe realizar un giro copernicano”.

Reconoció que utilizar el existencialismo (exagerando), esto es, elementos como el idioma, la cultura o la historia como instrumento para formar al sujeto podría ser bueno, “si abre caminos”. En ese sentido, afirmó que hasta ahora ha servido para sobrevivir, pero defendió la necesidad de estudiar distintos caminos para lograr la hegemonía, “creando un sujeto que se fundamentará en la voluntad”.

“La del nacionalismo es una lógica. La otra es la de la hegemonía. El sujeto no se define de antemano, ya que se basa en la voluntad, lo cual dota al independentismo de un potencial tremendo para ampliar al sujeto”. En opinión de Apaolaza, la lógica de la hegemonía dificulta la capacidad de movimiento del contrincante político.

No resulta un ejercicio fácil, como reconoció Apaolaza. Carecemos de algunas herramientas importantes para construir la hegemonía. El propio Estado, los medios de comunicación. Pero afirmó que sí que poseemos otras, ya que el movimiento popular ha acertado a menudo en la construcción de lógicas hegemónicas. En su opinión, una de las claves reside en actuar en el campo de los universales. “Si identificamos la democracia y la independencia como sinónimos, ampliaremos las posibilidades de hegemonía”. Apaolaza es de la opinión de que la confrontación política e ideológica debe darse en el campo de los universales.

¿Y para qué queremos un Estado, si no para defender los cimientos de nuestra identidad nacional?

Onintza Odriozola expuso lo contrario en su ponencia. En su opinión, la nación proviene de la etnia. “La nación es la etnia politizada”. Ofreció varias definiciones de Nación-Estado para justificar esa apreciación. Explicó que los Estados-Naciones poseen un territorio establecido y una cultura e identidad hegemónicas. Además, recordó que esa nación hegemónica posee el monopolio de la violencia a través del Estado.

“La Nación y el Estado no siempre van de la mano, pero todos los Estados poseen una nación hegemónica”. A su parecer, en los últimos años el conflicto del idioma ha perdido fuerza en el discurso del sentimiento abertzale. Ella lo considera un elemento sustancial. “En la base de la propuesta política La Era de la Voluntad Popular está el ciudadano/a vasca. Los elementos étnicos no son fundamentales”.

Sin embargo, en el Estado Vasco, ¿cuál será la nación hegemónica? ¿Cómo se gestionarán las distintas nacionalidades? Afirmó que hay que dar respuesta a esas preguntas. Si al tema del idioma no se le concede prioridad y “no lo problematizamos, las inercias podrían favorecer las naciones hegemónicas actuales, en contra de lo que debería posibilitar el Estado Vasco”.

En consecuencia, preguntó: “¿Qué hay detrás de la voluntad? ¿Conceder al euskara un estatus nacional resulta discriminatorio? ¿No deberíamos formular todo ello explícitamente?

Necesidad de convencer a la mayoría en favor del Estado

En palabras de Julen Zabalo, en el territorio que denominamos Euskal Herria se viven distintos sentimientos nacionalistas. “Cada cual tiene sus sueños, pero todos y todas vivimos aquí”. En ese sentido, habría que definir como será la gestión de esa nacionalidad de los Estados Vascos.

“¿El Estado Vasco debe constituir una sola nación? ¿Debe ser una Nación-Estado clásico? Si el Estado Vasco será plurinacional, ¿qué derecho tendría cada nación?”. Declaró que hay que dar respuesta a esas preguntas. Las identidades nacionales están unidas a los nacionalismos y, cuando estos desean ser hegemónicos, el conflicto surge en su territorio.

No obstante, en opinión de Zabalo, el conflicto nacional de Euskal Herria se da a un nivel muy político. No llega a a segregación de la gente, como en Irlanda. Políticamente, el nacionalismo vasco ha alimentado la idea de que España es opresora. En cambio, el nacionalismo español declara que el nacionalismo (el de los demás, por supuesto) conlleva la división. Francia, por su parte, afirma que todas las personas somos iguales.

Según Zabalo, ese conflicto político supone un obstáculo para desarrollar las identidades de manera natural. A pesar de ello, el Estado Vasco debe cimentarse en la voluntad, unida a un territorio (y a las ciudadanas y ciudadanos del mismo) y de manera inclusiva. “Debe servir para todos y todas”. En opinión del profesor de la U.P.V., debe tomarse como un punto fuerte del independentismo. La nación vasca también debe basarse en la voluntad, pero tiene que adecuarse a los deseos de cada persona. De forma que cada cual sea miembro de la nación que desee.

El Estado Vasco tiene que formarse a través de la autodeterminación colectiva y, por tanto, ese es el reto. Hay que convencer a las mayorías. ¿Cómo hacerlo?

Elementos subjetivos, determinantes

En el turno de preguntas, haciendo referencia a la aportación ideológica que E.T.A. hizo en la década de los 60 al sentimiento abertzale, una persona del público pregunto si el Marxismo resulta teóricamente válido a la hora de hacer estado.

En opinión de Unai Apaolaza, las estrategias deben medirse en base a la eficacia y, en consecuencia, siempre habrá que hacerse esa pregunta, si resulta válida o no. En ese sentido, “es válido el marxismo porque estamos hablando de política. E.T.A. unió el conflicto nacional y el conflicto de clase, porque era eficaz para ampliar al sujeto”. Gracias a esa aportación, en palabras de Apaolaza, el sentimiento abertzale de izquierdas se volvió hegemónico, porque la clase obrera se identificaba con ese discurso. Así se articuló el sujeto del Pueblo Trabajador Vasco.

Aún así, los elementos determinantes para la articulación de los sujetos no son los elementos (como ocurre con el nacionalismo) objetivos, según Apaolaza, “sino la voluntad. Esto es, lo determinante es la subjetividad”. En ese sentido, explicó que el concepto de clase obrera hoy día no resulta tan eficaz, ya que no crea una identificación como la de hace treinta o cuarenta años.

¿Aún mantenemos el objetivo de ser el pueblo del euskara?

La militante histórica Karmele Aierbe, que se encontraba entre el público, expresó su preocupación en torno al hecho de que últimamente el pueblo del euskara se está poniendo en duda. “Se está expandiendo que el euskara, más que unir, separa. Lo cual es una gran metedura de pata”.

En opinión de Onintza Odriozola, la omisión también es acción. Considera preocupante que en la propuesta de la Vía Vasca no se mencione para nada la cuestión del idioma. “Si no aparece, es porque no interesa”.

Unai Apaolaza afirmó que, al respecto de su discurso, él también ha tenido que defender a menudo que está a favor de una Euskal Herria euskaldún, y declaró que es triste que tenga que justificar que su discurso no es contrario al euskara. “La cuestión es que el discurso del nacionalismo hoy día no es eficaz tampoco para el euskara”. Ese es el problema”. Declaró que, a menudo, hemos soñado que lograríamos el Estado y tendríamos una Euskal Herria euskaldún, y que a estas alturas está claro que no será así. En su opinión, el euskara precisa de las herramientas de un Estado, si va a pervivir y volverse hegemónico, y, por tanto, la cuestión reside en diseñar la estrategia más eficaz para lograr el Estado. “El proceso será más largo y complejo de lo que creemos”.

En ese sentido, Zabalo lanzó la siguiente pregunta: “¿Es el sentimiento abertzale el único sostén del euskara? Puede que no”. Defendió la necesidad de ampliar a nuevos sujetos el apoyo y defensa del euskara. Por otra parte, al hilo de que en los últimos años la cuestión del euskara se ha abordado desde el terreno político, planteó una reflexión.

En su opinión, en la década de los 80 estaba claro que el conflicto del idioma no se solucionaría solo desde el terreno político e institucional y que no era conveniente dejarlo solo en manos de aquel. Por ello surgieron movimientos populares como AED. “Creo que el movimiento en favor del euskara se ha acomodado, de alguna manera. Políticamente, si la cuestión del idioma no se encuentra en el centro de la estrategia, ¿dónde están los movimientos populares? Son ellos quienes deben azuzar”.

Según Zabalo, todo es cuestión de hegemonía, y, para ello, se precisan las estrategias más eficaces. En opinión de Odriozola, en cambio, “no podemos esperar a lograr el estado, como si fuera un fetiche. Así que tendremos que empezar a definir y hacer el Estado Vasco tal como lo queremos”.

En opinión de Apaolaza, será la cualidad del movimiento independentista la que defina, en gran medida, la del Estado.

 

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