El territorio, cimiento de las nuevas democracias

El pasado miércoles, en el encuentro celebrado en la librería Katakrak de Iruñea, Imanol Esnaola, Eneritz Zabaleta y Floren Aoiz analizaron los problemas de la territorialidad. Plantearon las distintas claves que nos concede para la construcción del Estado y, en el turno de preguntas, se produjo un intenso debate sobre algunos planteamientos del documento denominado “La era de la voluntad popular”.
“Euskal Herria, por encima de las divisiones, posee una territorialidad”, en opinión de Imanol Esnaola. Eso es así, “a pesar de ser una territorialidad negada, el territorio de Euskal Herria posee una conciencia macro, tanto socialmente como económicamente”. Esnaola mencionó la producción industrial de los valles del interior y la posibilidad brindada por el mar de distribuir dicha producción por todo el mundo.
Sin embargo, añadió que hoy día tenemos una “praxis centrífuga”. “Toda la normativa está organizada en contra de esa coherencia”. Criticó que los y las abertzales, a menudo, reproducimos esa praxis, pero, de todos modos, afirmó que poseemos herramientas para reforzar nuestra coherencia territorial. “Es hora de poner en funcionamiento la territorialidad funcional, sirviéndonos de la administración”. Actuar e impulsar a actuar.
Territorio vs. nación
Eneritz Zabaleta habló desde la experiencia de Iparralde. Explicó que el concepto de territorialidad está cogiendo fuerza como concepto para profundizar en la democracia, entre la nacionalidad y la ciudadanía.
Afirmó que las personas abertzales “hemos tratado de reproducir el carácter uniforme de la nación con el adjetivo vasco”. Lo cual conduce a un choque con el territorio, ya que poseemos más de una nacionalidad en el mismo territorio. “En Escocia y Catalunya, la mirada no se ha puesto en la nación, sino en el territorio. Da igual de qué nación sean los y las ciudadanas, el objetivo es el beneficio de todas las personas que viven en el lugar”.
Por otra parte, recordó que en Euskal Herria tenemos “grandes asimetrías territoriales”, sobre todo institucionales. “¿Qué capacidades posee cada una? Debe tenerse en cuenta a la hora de resolver problemas”.
No obstante, según Zabaleta, también contamos con puentes. Las relaciones naturales entre Gipuzkoa y la Alta Navarra, entre las regiones de la frontera, el idioma, la cultura... “En Iparralde, existe por primera vez el deseo de desarrollar relaciones con Hegoalde, no desde la perspectiva de nación, sino desde la de desarrollo del territorio”.
Recordó que Europa puede facilitar las herramientas institucionales para reforzar dichas relaciones, y reivindicó la necesidad de estudiarlas. “En Iparralde, hoy día, existe una amplia mayoría surgida de la sociedad civil que está a favor de la institucionalización del territorio”.
Por tanto, Zabaleta reivindicó que los puentes deben construirse desde la perspectiva de territorialidad. “Esa es la clave para deshacer los nudos”.
La debilidad debe transformarse en punto fuerte
Floren Aoiz declaró que, para andar la Vía Vasca, deben identificarse adecuadamente las debilidades. “La territorialidad es una de las mayores”. Recordó que a eso hay que añadirle la actual cerrazón de los Estados y la división habida durante siglos, “también por parte de las élites de aquí”. Añadió que hemos asumido, en cierta medida, esa división.
Sin embargo, afirmó que también ha habido logros. “La especialidad del movimiento popular es Euskal Herria, el desarrollo de la lengua...”. A pesar de ello, a su parecer, los procesos de institucionalización han hecho más profunda esa división, “han actuado permanentemente dándose la espalda unos a otros”.
No obstante, según Aoiz, el reto sigue adelante. “Nos encontramos en un cambio de paradigma. De la lógica de la resistencia a la lógica de la construcción y el hacer estado. Lo cual no significa que deba abandonarse totalmente la resistencia, pero es lo otro lo que debe tener prioridad”.
En opinión de Aoiz, en Euskal Herria debe construirse una nueva institucionalización mediante la praxis. “Durante muchos años, a través de la negociación, hemos estado como esperando el permiso del Estado. Sin embargo, el camino es la unilateralidad. Si hubiera posibilidad de negociación, se aprovecharía, pero debemos actuar sin esperar el permiso de los Estados”.
Respecto al modelo de Estado, afirmó que debe desdeñarse el modelo de país centralista centro/periferia. Defendió la necesidad de llevar a cabo una “gestión democrática de la pluralidad”, “convirtiéndola igualmente en un punto fuerte a nuestro favor”, ya que la actitud de los demás es monolítica.
Reivindicó la necesidad de nuevas herramientas, planteamientos y formas para el proceso, “yendo más allá del habitual sentimiento abertzale. Debemos desmontar la teoría del quesito de Sanz”. “De otra manera, actuaremos como indígenas encerrados en una reserva, y la única consecuencia de ello es seguir como indígenas de reserva: resistiendo”.
Acumulación de argumentos
En el turno de preguntas, reivindicó la necesidad de mantener en primera fila el discurso histórico del Estado de Navarra. En opinión de Aoiz, los procesos “son ríos amplios, y el agua puede venir desde cualquier río, más allá de las prioridades de cada cual. En Escocia, por ejemplo, han obviado la historia y se han centrado en el bienestar de los y las ciudadanas”. Añadió que eso es como preguntar a quién quieres más, a aita o a ama.
Por otro lado, a su parecer, aunque en el pasado no hubieramos tenido ningún estado, hoy dia deberíamos tener el mismo derecho a la independencia. Otra persona declaró que, “al igual que se acumulan fuerzas, deben acumularse argumentos”.
De los peligros de tomar la división admnistrativa como punto de partida
El periodista Gaizka Aranguren trajo a colación una inquietud desde el público. Como la división ha enraizado la división, preguntó si con el planteamiento que se hace en la Vía Vasca no estaremos innovando o, por contra, profundizando la división. “Podría entender que la Alta Navarra sea un espacio de decisión, pero no la CAV. En su momento, el PNV hizo esa apuesta y la consecuencia ha sido la profundización de la división”.
Aoiz afirmó, por un lado, que los marcos actuales no son sagrados. Pero, por otro lado, reconoció los peligros de la estrategia. “Nadie puede garantizar que no vaya a profundizarse la división. Está en nuestra mano que eso no suceda”. En Bolivia, por ejemplo, se utilizaron los marcos institucionales para transformar las propias instituciones, tal como recordó Aoiz.
Sin embargo, la inquietud de Aranguren yacía en las inercias. “EH Bildu deberá esforzarse mucho para que no le arrastre la inercia, porque ya hoy día se percibe esa inercia en muchas declaraciones y actitudes. Los parlamentarios y parlamentarias de la CAV, en la comunidad internacional, ¡se presentan como Basque Parliament members!. Preguntó por qué no se toman como espacios de decisión los municipios o las provincias.
Tal como expresó Esnaola, está por estudiar si la institucionalidad tiene posibilidades de superar la división de manera funcional. “Debe estudiarse a nivel teórico y práctico. No se ha estudiado, por ejemplo, cómo puede construirse la Cámara de Comercio de Euskal Herria”.
Zabaleta trajo el contrapunto. “En Iparralde, sucede lo contrario. Se desea la institución para cooperar con Hegoalde”. Añadió que Burdeos se ha percatado de ello y quiere centralizar esas relaciones allí. “En el proyecto Euscampus firmado por la UPV con Burdeos, no se encuentra la Universidad de Pau, ni la Facultad de Bayona que es parte de aquella”.
En ese sentido, Aoiz reconoció que desde Iparralde llegan innovaciones y lecciones interesantes a nivel teórico, de cara a la gestión de la pluralidad, por ejemplo.
Euskal Herria se está desestructurando
Esnaola quiso poner el foco también sobre la organización territorial. “Nuestra territorialidad se está desestructurando. El gran crecimiento de la cuenca de Pamplona o el despoblamiento de las regiones de los Pirineos o del este es algo planificado”. Declaró que ello perjudica enormemente la coherencia del territorio. Añadió que “el territorio vasco tiene sentido, si mantiene su sentido. Si el territorio se planifica como un simple nodo del mundo, dejando de lado las lógicas internas, lo hemos perdido”.
“Transforman el territorio para cambiar al sujeto.”
Según Zabaleta, “las evidencias no siempre son una evidencia”. En Iparralde, la desestructuración territorial que conllevaba el despoblamiento del interior no ha sido una evidencia, hasta ahora, porque se ha pensado en base a otros esquemas. Afirmó que con la reivindicación de la institucionalización han empezado a pensar como Iparralde, lo cual “es una victoria”.