Hay que hacerse con el gobierno para realizar cambios hegemónicos

El pasado miércoles, en la sala de la librería Katakrak de Iruñea, tuvimos la oportunidad de escuchar la voz que proviene del centro del postneoliberalismo en un acto organizado por Iratzar Fundazioa. El sociólogo e intelectual brasileño Emir Sader explicó las claves de los procesos de cambio de Latinoamérica, realizando un examen exhaustivo de la situación actual en una charla de hora y media. Entre las personas oyentes, muchos y muchas latinoamericanas, y abundantes planteamientos interesantes.

 

 

“Como dijo Marx, el objetivo del capital no es producir beneficios, sino acumular riquezas”. Emir Sader comenzó su conferencia colocando esa idea en el contexto de Europa. Tanto Europa como Latinoamérica están viviendo tiempos de grandes cambios, a pesar de encontrarse en distintas fases. Recordó que la base del modelo neoliberal es el “intercambio de papeles”, utilizado como herramienta de especulación, “lo cual no crea puestos de trabajo, ni tampoco beneficios comunes”.

Afirmó que Latinoamérica también ha atravesado esa situación. “Los sistemas neoliberales lo destruyeron todo: las pensiones, la salud, la educación, todo”. Recordó que en la década de los 90 no parecía haber vuelta atrás.

Sin embargo, ese cambio ha llegado a la mayoría de Estados latinoamericanos, “a pesar de que algunos gobiernos sean moderados”. A esos gobiernos los denomina estados postneoliberales. Subrayó tres diferencias: la primera, que otorgan prioridad a las políticas sociales; la segunda, el nivel de intervención de los Estados en la economía; y la tercera, el hecho de haber iniciado proyectos de integración regional autónomos de los EE.UU. Mencionó México como contrapunto.

“Ha supuesto un gran logro haber realizado la difusión de las ventajas de consumo de los ciudadanos y ciudadanas en Latinoamérica”, explicó. “En otra situación y con la crisis existente a nivel mundial, hoy día Latinoamérica se encontraría en retroceso”.

Recordó que hoy día existe, además, una alternativa al mundo unipolar imperialista del los EE.UU, trayendo a colación el proceso de integración de Latinoamérica y los cambios realizados en geopolítica por los denominados BRS. “La lucha fundamental de los BRICS es la lucha hegemónica contra el imperialismo de los EE.UU”. Defendió que, en ese sentido, deben buscarse alianzas.

De todos modos, no todo es bonito en Latinoamérica. Mencionó tres graves problemas ocasionados por el neoliberalismo, que además resultan difíciles de subvertir: la precarización y las situaciones graves que conlleva y la desindustrialización. “Latinoamérica exporta materias primas, pero no produce nada. Lo importa todo, y eso es un problema muy grave”, según Sader.

La dominación ideológica destructora del neoliberalismo

Del mismo modo, también existe un tercer elemento preocupante: “Supone una dominación ideológica destructora. Esa idea de que todo puede mercantilizarse, la del sueño americano”. Por lo tanto, en opinión de Sader, hay que hacerse con los gobiernos, “ya que los Estados constituyen herramientas fundamentales para la lucha contra la hegemonía de los valores”. Afirmo que hoy día, en el mundo, no existe ningún Estado basado en la solidaridad, la cooperación, la paridad y valores similares, lo cual señaló como reto.

En opinión de Sader, el debate entre lo privado y lo Estatal es falso. “El debate no es ese, sino el existente entra el modelo mercantil y público y la defensa de lo común”. A su parecer, “lo de aquellos no es la defensa de lo privado, sino la mercantilización de todo, la idea de que todo puede ser comprado y vendido. Lo nuestro, en cambio, no es la defensa del modelo estatal, sino la defensa de lo público y común”.

En ese sentido, recalcó la importancia de la politización de los ciudadanos y ciudadanas. Recordó que cuando se produjeron los cambios se encendió el debate sobre la autonomía de los movimientos populares, “¿pero autonomía respecto a qué?”. Declaró que la defensa de la autonomía casi generó el rechazo del elemento político, ya que esos movimientos denigraron a los partidos, sindicatos e instituciones políticas como parte del sistema.

“Si no los echas, no se va ninguno”

Como ejemplos de ello puso al movimiento de los piqueteros de Argentina y el caso de Bolivia. “Defendieron la idea de que podía cambiarse el mundo sin conquistar el poder”. Sader explicó que actuaron en torno al lema “Que se vayan todos”, “pero si no los echas tú del gobierno, no se va ninguno”. Recordó que en Argentina, por ejemplo, Menem utilizó aquella época para la privatización. “En Bolivia, en cambio, los movimientos populares derrocaron a cinco gobiernos, hasta que la gente de los movimientos populares decidió hacerse con el gobierno, a través de Evo Morales”.

Por tanto, en opinión del brasileño, la conquista del gobierno es un elemento imprescindible para los cambios políticos. Defendió que el Estado es la herramienta para la lucha de la hegemonía de los valores y para un cambio político, social y económico profundo. En ese sentido, afirmó que es motivo de alegría el hecho de que también en Europa se creen nuevos movimientos e instituciones políticas que puedan traer el cambio.

La lucha contra el neoliberalismo, embrión del nuevo socialismo

Preguntado por si, habiendo gobiernos transformadores, existe el riesgo de que los movimientos populares se vacíen, el sociólogo brasileño respondió que no. “El problema no es dónde se hallan los cuadros de los movimientos populares, sino la despolitización de la gente”. Según Sader, la derecha no logra insertar ningún movimiento social en la sociedad, pero sí, en cambio, despolitizar a los ciudadanos y ciudadanas a través de los medios de comunicación. “Esa es la estrategia de la derecha. El problema es que no poseen ningún candidato/a adecuada para las elecciones, ya que todos tienen relación con el pasado”.

Por otra parte, preguntado por si arrinconando el binomio izquierda/derecha no resultará una política perdedora, en su opinión lo más importante es el programa, y la izquierda debe saber renovar sus discursos y estrategias para aunar a las mayorías. Afirmó que las generaciones jóvenes ahora se están politizando con una crítica legítima de la política, tal como se observa en Europa. “Hay que rescatar la política, pero no la vieja política”. A su juicio, es hora de buscar consensos y alianzas.

Por último, en opinión del brasileño, la lucha contra el neoliberalismo constituye el embrión del anticapitalismo para el cambio socialista. “El socialismo es un concepto muy abstracto, y el camino se andará mediante procesos prácticos”.

 

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